RESUMO
La rotura bronquial es una complicación infrecuente pero potencialmente grave en el traumatismo torácico cerrado, con una mortalidad asociada del 30 por ciento. En las últimas décadas se está presenciando un incremento en su incidencia paralelamente al desarrollo de los medios de transporte. El 80 por ciento de las lesiones se localizan a 2,5 cm de la carina. El diagnóstico está basado en las manifestaciones clínicas, hallazgos radiológicos y en la broncoscopia. El enfisema subcutáneo y la insuficiencia respiratoria son los síntomas más frecuentes. A escala radiológica destaca la presencia de neumotórax, neumomediastino o ambos. La broncoscopia es el método diagnóstico de elección y se debe realizar de forma temprana. El tratamiento es el restablecimiento de la continuidad anatómica del árbol traqueobronquial mediante la reparación quirúrgica de la lesión, tan pronto como sea posible, si ésta es mayor de un tercio de la circunferencia y/o el neumotórax no se resuelve con dos drenajes torácicos. Es muy importante que este tipo de lesión sea reconocida y tratada de forma temprana, tanto para restaurar con éxito la función pulmonar, como para evitar las complicaciones asociadas con el retraso diagnóstico y terapéutico. No obstante, los hallazgos iniciales son a menudo inespecíficos, y requieren un alto índice de sospecha, por lo que en un porcentaje elevado de pacientes el diagnóstico es tardío. (AU)